miércoles, 31 de agosto de 2011

¿Ya encontraste tu salida?


Quiero hallar una salida para tanta ira. Quiero hallar una salida para este odio que me envenena. Quiero hallar una salida que no se disfrace de amor.

Esta cara empapada de lágrimas te grita que encuentres una salida rápido, que por favor no te dejes desvanecer. ¡Vete, vete lejos! de toda la ciudad, pero vete dejando el corazón. ¡Cambia, cambia todo!, inclusive tu forma de andar para que ningún camino sea igual.

Deja los recuerdos atrás, quema los secretos para que haya espacio, para nueva complicidad. Mira el pasto verde que crece a tu andar, mira el alba y el ocaso y de cifra los consejos del viento que al soplar te susurra al odio una nueva melodía para cantar.

Piérdete en el silencio de la nada para que tu mente guarde el sonido del vació y tu corazón pueda saborear la libertad de crear su propia historia. ¡Sécate las lágrimas!, que al mundo de la felicidad no entran cobardes que no saben luchar. Convierte el odio en fuente de inspiración para escribir sobre amor.

Déjalo que se rompa contra tu piel y que el frió de no sentir tu tibio corazón, lo congele en una historia de dolor.

¿Ya encontraste tu salida? Parece que sí. Siempre estuvo ahí, bastaba con mirar de nuevo para encontrar la llave de ese jardín secreto, donde tú decides que flores plantar, que flores regar y cuales dejar marchitar.

¿Encontraste la salida? Parece que sí, dejando a tu corazón sentir una alma libre, pura y sincera que no sigue recetas y no es parte del sistema, solo sigue la libertad de su propia salida. ¡Parece que la encontró hace mucho tiempo atrás! Tal vez no sea tu respuesta, pero la puedes seguir hasta saber si tu salida es su entrada o si su entrada es tu salida. Todo es cuestión de dejar el corazón en libertad.